Algunas de estas formas o imágenes sugerentes también se pueden conceptualizar a través del nombre “Imágenes Arquetípicas”, ya que estas imágenes o formas han acompañado a la humanidad a lo largo de toda su evolución y que por lo tanto están impresas en nuestra percepción y enfoque del mundo.
Estas pueden ser desde cicatríces, una mujer embarazada, las arrugas de la vejez, diferencias entre objeto y contexto o hasta el círculo solar o fases de la luna,… Son imágenes que por ser ancestrales, ocupan tanto de nuestra atención que hasta podemos proyectarlas sugestivamente sobre patrones aleatorios (el concepto de pareidolia) o imágenes que por no tener formas definidas pueden estimular aún más y hasta causar confusión en lugar de esas interacciones cognitivas.
En las artes abstractas, algunos criterios de la imaginería teosófica inspiraron muchísimo a Kandinsky como a otros, lo que consecuentemente influyó en el arte moderno y su espiritualidad. Su alcance es tal que hoy en día se puede representarlos a través de estudios psicológicos o de percepción cognitiva o hasta de neurociencia.
Usando estos métodos, científicos e investigadores indagan en el porque todos entendemos estos elementos visuales como sólo la raza humana puede entenderlos. A través de los lenguajes arquetípicos estudiados por Carl Jung, podemos hacernos una idea de que tan profundo penetran en nuestra humanidad.